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El pasado 8 de julio vivimos una jornada difícil. Un sismo, originado en la falla de Jalpatagua, sacudió fuertemente a Escuintla, Sacatepéquez y Guatemala. Hubo cinco personas fallecidas, daños en viviendas, temor en muchas comunidades y una cadena de réplicas que todavía se siente en varios lugares del país.

Desde ese día, como Vicepresidenta de la República, me sumo al seguimiento y acciones que lidera el Presidente Arévalo. No estamos solos en esto. Hay cientos de personas trabajando: cuerpos de socorro, técnicos, líderes comunitarios y personal municipal. He acompañado la respuesta desde el Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COE), en coordinación con CONRED, las gobernaciones departamentales y las autoridades locales. Sé que cuando la tierra tiembla, lo más importante es actuar con rapidez, organización y cercanía.

Una de las lecciones más claras de esta experiencia es que la preparación no puede centralizarse en la capital o cascos urbanos. Muchos municipios aún no cuentan con un Centro de Operaciones de Emergencia local, lo que les dificulta reaccionar de forma rápida y segura. Por eso, el compromiso es seguir impulsando desde el Ejecutivo el fortalecimiento de esas capacidades locales, para que cada comunidad pueda contar con sus propios mecanismos de alerta, evacuación y protección.

  • sismos

No basta con responder; hay que prevenir. En años recientes hemos hecho simulacros en la ciudad de Guatemala, y eso ha mejorado mucho la coordinación entre la Gobernación, la Policía Nacional Civil (PNC), PROVIAL y la Municipalidad. Pero tenemos que llevar esa experiencia a más municipios, especialmente a las zonas rurales y más vulnerables. Allí es donde el tiempo y la organización pueden marcar la diferencia entre la vida y la tragedia.

Agradezco profundamente a los equipos de Naciones Unidas, Centro de Coordinación para la Prevención de los Desastres Naturales en América Central y otros socios que han ofrecido apoyo técnico y recursos para reforzar los sistemas de alerta y acompañar a las comunidades.

En momentos como este, la solidaridad, la fortaleza y la resiliencia son fundamentales. Por eso, es vital que ayudemos a los damnificados y evitemos acciones que impidan el paso de la ayuda. Guatemala necesita unidad, colaboración y respeto para enfrentar juntos estas crisis.

Seguiremos trabajando, fortaleciendo capacidades locales, y construyendo, junto a las comunidades, una cultura de prevención. Guatemala merece instituciones que actúen y acompañen, no solo cuando hay crisis, sino antes, durante y después.

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