Análisis de contexto
Guatemala cuenta con 38 cuencas hidrográficas, de las cuales, 14 de ellas se encuentra altamente contaminadas (IARNA, 2009), además, las aguas subterráneas están siendo sobreexplotadas (Aedo, 2020). Así también, se estima que Guatemala es país productor del recurso agua (disponibilidad hídrica 110,511.06 millones de m3), (URL, 2022), sin embargo, la disponibilidad disminuye porque el 40% de este recurso está contaminado (INE, 2010). (Mapa 7 y 8).
Otro de los factores que requiere un abordaje urgente y adecuado es el manejo de los bosques, los desechos líquidos y sólidos, desechos y sustancias peligrosas, incendios forestales, pérdida de áreas protegidas y el impacto del cambio climático.
Visión estratégica para el cuidado de la naturaleza
La visión estratégica para cuidar la naturaleza implica un cambio radical en cómo interactuamos con nuestro entorno, pasando de una economía que extrae y agota los recursos naturales a una que los regenera y los utiliza sosteniblemente. Este cambio requiere un enfoque integral que priorice acciones concretas para restaurar, preservar y gestionar de manera sostenible los recursos hídricos, los bosques y los suelos.
En primer lugar, es fundamental centrarse en la protección y restauración de los ecosistemas acuáticos y terrestres. Esto implica implementar medidas para conservar la calidad del agua, restaurar los cuerpos de agua degradados y mantener la biodiversidad de los ecosistemas acuáticos. Además, es crucial adoptar prácticas de manejo sostenible de los bosques y suelos, promoviendo la reforestación, la agroforestería y la gestión forestal sostenible.
Asimismo, es necesario mejorar el tratamiento de las aguas residuales y el manejo de los residuos sólidos para prevenir la contaminación y garantizar la disponibilidad de agua limpia para diversos usos, como el consumo humano, la agricultura y la industria. Esto incluye la implementación de sistemas de tratamiento de aguas residuales eficientes y la promoción de prácticas de gestión de residuos que reduzcan la generación de desechos y fomenten el reciclaje y la reutilización.
En términos de gestión del territorio, es crucial adoptar un enfoque integrado de manejo de cuencas hidrográficas, que tenga en cuenta la interconexión entre los diferentes elementos del paisaje y las actividades humanas. Esto implica rescatar y promover las prácticas ancestrales de manejo de recursos, adaptándolas a las condiciones actuales y a las necesidades de conservación y sostenibilidad. Además, es importante identificar y proteger las zonas de protección y las zonas de riesgo dentro de las cuencas, garantizando la conservación de los ecosistemas y la seguridad de las comunidades que dependen de ellos.
En resumen, la visión estratégica para el cuidado de la naturaleza requiere un enfoque holístico y multidisciplinario que integre la conservación de los recursos naturales con el desarrollo socioeconómico sostenible. Esto implica adoptar prácticas y políticas que promuevan la regeneración y la conservación de los ecosistemas, la gestión sostenible de los recursos hídricos y la protección del medio ambiente para las generaciones presentes y futuras.
Líneas estratégicas
- Impulsar acciones y prácticas de conservación de suelo, para la recuperación y uso adecuado de los mismos, e impulsar la gestión sostenible de los recursos naturales utilizados por el sector agropecuario.
- Establecer modelos de manejo para los recursos naturales y definir estrategias para el tratamiento de los desechos sólidos y líquidos, en coordinación interinstitucional.
- Asegurar que la formulación y aplicación de las políticas y planes de acción nacionales sobre cambio climático y reducción del riesgo de desastres incluyan la participación significativa de las mujeres y de los cuatro pueblos. Para ello, se coordinarán acciones tanto con los gobiernos municipales, como con otros sectores.
- Contribuir al mantenimiento de los ecosistemas naturales, la reforestación, la protección de cuencas hidrográficas, el mantenimiento del balance hídrico, la reducción de desastres por deslaves y erosión de suelos y la conservación de la biodiversidad, lo cual se considera como parte de la solución a la mitigación y adaptación al cambio climático.
- Orientar la inversión en infraestructura para el almacenamiento del agua, para aumentar la disponibilidad en zonas áridas y territorios agrícolas (superficial y subterránea), implementando tecnologías apropiadas para el uso eficiente de la misma y así, contribuir a la sostenibilidad de la seguridad alimentaria en áreas del Corredor Seco. Fortalecer las capacidades de gestión, para contar con territorios, ciudades, municipios y ecosistemas resilientes, que aplican criterios de gestión de riesgos, adaptación y mitigación para su desarrollo, implementando incentivos forestales y otros mecanismos de acuerdo con las condiciones y características propias de los territorios.
- Fortalecer el marco legal y regulatorio para el manejo sostenible de los recursos naturales y medio ambiente.
- Poner a disposición la información ambiental, las dinámicas de cambio climático y su influencia en las amenazas naturales, a través de plataformas y en formatos de datos abiertos, para usar los tomadores de decisión del sector público, privado, academia y población en general.
- Garantizar la participación de los pueblos indígenas en los procesos de consenso y/o consulta relacionados con actividades extractivas, programas de mitigación y adaptación al cambio climático y a los proyectos de conservación, promoviendo la participación de las mujeres en estos espacios.